viernes, 10 de octubre de 2008

EL EVANGELIO EN ACCION

Introducción:

La gran mayoría de creyentes no evangelizamos, al menos como deberíamos. Y nuestra falta de evangelización va contra toda lógica. Razones poderosas no nos faltan para que evangelicemos. Hemos recibido el mandato de parte de Jesús, a quien decimos que seguimos y obedecemos. Nuestros vecinos, compañeros y familiares van camino a la perdición y nosotros tenemos en nuestro poder el enseñarles el camino de la salvación. Dios nos ofrece por medio de su espíritu todos los recursos espirituales que necesitamos.

La Obediencia

De entre las varias motivaciones que podríamos tener en la evangelización destaca en primer lugar La Obediencia. Nuestro Señor nos lo manda –de hecho fue su último mandato- y puesto que somos sus discípulos y reconocemos su señorío en nuestras vidas, evangelizamos porque acatamos lo que el dice.

Por supuesto no podemos separar la obediencia del amor a Cristo. Le obedecemos porque le amamos (Juan 14:21, 23 y por lo tanto proclamamos el evangelio 2 Corintios 5.14-15).

La Compasión

Si es autentica la presencia del Espíritu de Cristo en nosotros, empezaremos a sentir lo que Cristo sentía: una gran Compasión por las personas que le rodeaban (Mateo 9:36;

2 Pedro 3:9),. Fue porque Dios amaba al mundo que envío al Hijo; y es porque el Hijo ama al mundo que nos envía a nosotros. El amor a la gente y la compasión por su condición espiritual son motivos fundamentales para la evangelización Romanos 1:16.

El Amor a Dios

Nos debiera impulsar a la evangelización el Amor a Dios y a su nombre; o sea, el celo por su honor, reputación y justicia en el mundo. La evangelización es ante todo la proclamación de quien es y como es el Dios verdadero (Isaías 42:6-8; 45:5-7; 45:20-23) y lo que él ha hecho en Cristo.

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A esta altura del mensaje de la Palabra de Dios deseo que reparemos en la cuestión planteada en el titulo del sermón de esta noche:

¿Cual es la diferencia entre una campaña evangelista y un avivamiento?

1 – Una Campaña Evangelista no es un Avivamiento. La podemos llamar un avivamiento, pero ello no le hace un avivamiento. Podemos anunciarla como tal, pero aún no será un avivamiento. Podemos organizar una campaña evangelística, pero no podemos organizar un avivamiento. Una campaña evangelística puede ser organizada por el hombre; hasta los más mínimos detalles y con gran cantidad de publicidad, un gran coro, ujieres, consejeros, etc. Podrán ganarse almas para el Reino de los cielos.

Ahora bien, una campaña evangelística puede transformarse en un avivamiento; pero, si comienza como una campaña, es probable que termine como tal.

2 – Una Campaña Evangelística es un Esfuerzo de Parte de la Iglesia Para Ganar a los

Perdidos Para Cristo, hay almas salvadas y damos gloria a Dios, pero el avivamiento no se fabrica.

3 – Un avivamiento comienza con el pueblo de Dios: solo puede avivarse la vida, si no hay vida no hay posibilidad de avivamiento. Por ello cuando vamos a ganar almas para Cristo no hablamos de avivamiento, dado que los que están muertos en sus delitos y pecados no pueden ser avivados si no son primeramente salvados.

Pero es diferente con el pueblo de Dios, cuando hay vida siempre hay posibilidad de un avivamiento, aquellos que están verdaderamente salvados, aquellos que realmente han nacido de nuevo y que se han enfriado y vuelto indiferentes, aquellos que han perdido el primer amor, pueden ser avivados.

Cuando la iglesia a sido avivada, las almas serán salvadas por ello debemos continuar orando al Señor: “AVIVA TU OBRA, OH, SEÑOR”, porque siendo la obra de Dios, entonces Dios puede avivarla.

4 – Un avivamiento es la manifestación del poder de Dios: La Biblia dice: “...el poder del Señor estaba presente...-“(Lucas 5:17) y sigue diciendo “...Y se quedaban atónitos ante el gran poder de Dios”. ¿Están nuestras congregaciones absolutamente asombradas ante el poder de Dios en medio de nosotros?

5 – Un avivamiento resulta siempre en una profunda convicción de pecado: Cuando esto sucede los pecadores hacen la pregunta del carcelero de filipos: “Señores, ¿Qué debo hacer para ser salvo?”. Cuando el pecador se encuentra bajo terrible convicción, consciente de su condición de pecador, clama por misericordia al Señor Jesucristo para que el lo salve, para ser librado de la condenación eterna.

6 – Un avivamiento da la gloria a Dios porque:

a) Ajusta las cuentas con Dios, hay dos maneras de hacerlo, primero mediante la confesión, y después por la restitución. Hay tres fases en la confesión:

En primer lugar, hay una confesión privada. Si el pecado se ha cometido en contra de Dios, solo en contra de Dios, y nadie sabe de ello, entonces solamente es necesario confesárselo a Dios.

En segundo lugar, la confesión personal. Si se ha cometido el pecado en contra de otro individuo, entonces no puede haber perdón hasta que se haya hecho confesión, no solamente a Dios, sino a la persona perjudicada.

En tercer lugar, confesión pública. si tu pecado ha sido cometido en contra de toda la iglesia, o si mucha gente lo sabe, entonces tu confesión tendrá que ser hecha en público, antes que se pueda corregir el mal.

En 1 Juan 1:9 leemos: “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” Pecado confesado es pecado perdonado, y el pecado perdonado es un pecado limpiado.

La razón de que hay tantos que son tibios, fríos e indiferentes, que no se gozan de su salvación, que no se gozan en la lectura de la palabra de Dios, ni en la oración, y de que no reciben respuesta a la oración y sus vidas no son de testimonio, es que hay algún pecado oculto que no ha sido confesado. ¿Por qué no lo confiesas?

b) – Trabajar en Oración, en muchas ocasiones hemos hablado acerca de la oración con 1relación al avivamiento. Trabajar en oración es de gran importancia, tu y yo hemos de aprender esta lección; porque nunca veremos, nunca prevaleceremos delante de Dios, hasta que no sepamos cómo afanarnos.

c) – Predicar la Palabra, en todo avivamiento hay cinco asuntos que reciben énfasis.

Primero de todo, pecado y salvación. Después cielo e infierno. Y por ultimo, el juicio.

El pecado, no puede haber avivamiento a no ser que se convenza de pecado a los hombres, las personas tienen que darse cuenta que están perdidas, de que son impotentes, de que merecen el infierno, de que están muertos en delitos y pecados, y que fue el pecado de ellos que puso a Cristo en la cruz.

La salvación, el remedio de Dios para el pecado, no podemos olvidar tampoco el cielo y el infierno; debemos relatarles acerca del cielo, tenemos que advertirles acerca del infierno.

Al final de todo, el juicio. La humanidad tiene que saber que Dios ha dispuesto un día en que El juzgará al mundo, tienen que saber, cuando menos lo piensen estarán de pie ante el creador para ser juzgados.

La obra del Espíritu, Muchas veces hemos enfatizado en la importancia de la plenitud del Espíritu Santo. Hay dos maneras de obrar, podemos continuar con nuestras actividades, si deseamos, en la energía de la carne, o podemos trabajar en el poder del Espíritu, obrar en la energía de la carne no requiere pasión, ni carga, ni afán. Tan solo precisa de dones, talentos, organización, publicidad, educación, instrucción, etc.

¿Y qué es lo que Dios tiene que decir con respecto a esto? Su Palabra afirma: “No con ejercito, ni con fuerza, sino con mi Espíritu” Zacarías 4:6. En otras palabras no es por el ingenio humano, ni mediante organizaciones, sino por el poder del Espíritu Santo.

Hay un precio que pagar. El pueblo de Dios tiene que ajustarse, mediante la confesión y restitución. Tenemos que afanarnos en oración, tenemos que predicar la Palabra, tenemos que trabajar en el poder del Espíritu Santo. Cuando tú y yo paguemos el precio, Dios obrará.

JCA 27/11/04

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